MORIR
Una mañana desperté con un sentimiento extraño, sentía que iba a morir, el solo hecho de pensarlo me puso la piel de gallina y los ojos se me llenaron de lágrimas, abrase fuerte a mi mama y le dije: — mama siento que ya no doy más en este mundo. Ella me miro sorprendida por un momento vi en sus ojos una chispa de ironía, quizá pensaba que estaba haciendo una de mis bromas pero luego su semblante se desfiguro y dijo: — no digas eso hijita, tú tienes mucho porque vivir. — siento que la vida se me escapa de mis manos y no sé qué hacer mami — no digas mas tonterías… es solo un malestar de cuerpo. La sonreí y le di un beso, no podía continuar diciéndole como me sentía porque la heriría y eso era lo que menos quería. Las horas trascurrieron lentamente aquel día, mi cuerpo era un manojo de nervios, mis ojos no tenían dirección… el miedo me estaba matando poco a poco y entonces recordé cuantas veces había dicho que preferiría morir antes de seguir lidiando con los problemas que tenia… las vec